Esta hermosa mujer llena de experiencia y dolor comenzó al
igual que todos los gohuls y sirvientes de Cecil con una vacía promesa, ella
era la dama más bella del imperio cerca a Bosque verde antes de que la gran
ciudad empezara, antes de que siquiera llegara la edad moderna, en la época que
el hombre había redescubierto América, era esta una villa latina con una
población densa pero que vivía a sus anchas, llena de color y esperanza para
los recién llegados.
Dentro de este hermoso paisaje en esta costa variada de
flora y fauna se hallaba Madeleine la
soltera más deseada del pueblo, la jovencita con más gracia y con la
mejor de dote que estas fértiles tierras podrían ofrecer, como era de suponerse
estaba rodeada de muchos pretendientes desde finos condes hasta simple
pueblerinos con anhelos de grandeza, pero detrás de esto no hay un final de un
cuento feliz, la tragedia ahondo la casa de Madeleine, le arrebataron a su
madre pero aun estaba su padre, con la muerte de la señora su dote aumentaba
aún más pero la envidia del resto de damas solteras aumentaba.
Una linda mañana estaba por cambiar no tan solo de clima
sino que iba a perder el color, una fuerte lluvia llenaba el lugar, era
anticlimática la reacción de la naturaleza pero acorde al dolor de la joven.
Un hombre de aspecto pálido pero joven llegaba a la villa, estaba según el buscando
algún lugar donde pasar la noche, no tenia la mínima intención de quedarse,
parecía agotado estaba tan muerto como su piel pero algo parecía molestarle, no
era el olor del pescado tampoco la brisa del mar era algo personal, un
sentimiento embarga al frio corazón del hombre, se presento con el nombre de
Cecil, un lord que había heredado una pequeña fortuna que había dispuesto para
poder viajar por el mundo, pasaron las lunas pero el hombre parecía haber
encontrado regocijo en este lugar, cuando sus ojos miraron a Madeleine le
devolvieron algo a su corazón, le otorgaron una especie de aprecio hacia la
hermosa joven.
Como todo en este lugar era tradicional, Cecil cortejo a la
joven, con dulces serenatas y cartas de amor, la muchacha comenzaba a
revitalizarse también, sentía que comenzaba amar a ese extraño hombre pero algo
no encajaba algo le quitaba la confianza, por alguna razón ella presentía que
el ocultaba algo no parecía tan buen hombre.
Pronto la mujer se fue a donde nunca imagino ir, si al mismísimo
infierno pero perdió algo más que su alma, perdió su consciencia y su vida,
Cecil era uno de los vampiros más poderosos era hijo de Drácula, era un vampiro
original, a pesar de todas sus dudas la
joven mujer le acepto una pequeña salida en la noche y el poderoso ser sin
consultar le entrego un pequeño trago envenenado con su propia sangre, la chica
bebió y termino convertida en una gohul un ser que obedece a su amo vampiro.
La joven lo abandonó todo excepto su nombre Madeleine, la de eterna
belleza, seria conocida pero también acompañada de un feo sobrenombre, la bruja
que vendió su alma, en el pueblo creían que Cecil era un demonio que sedujo a
la chica para poseerla, aunque no dista mucho de la realidad lo cierto es que
ella nunca tuve elección, lo que pasaría después es que ella se convertiría en
la esclava y amante predilecta de el Lord Cecil, el vampiro que le arrebato su
dolor pero también su desbaratada vida. Esta historia esta mejor detallada en
los siguientes capitulo de la otra cara de la luna.
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